Estas son las coordenadas de la ubicación del Galeón San José
Estas son las coordenadas de la ubicación del Galeón San José
El mapa del tesoro más grande en la historia de Colombia ya estaba escrito, 30 años antes de que el Gobierno hiciera el anuncio oficial de que lo encontró. O, al menos, tenía una primera versión que data de 1982, y quedó consignada en un documento que fue reconocido entonces por la Dirección General Marítima. Eso es lo que viene diciendo la compañía que lo halló, es lo que acaba de negar el presidente Santos y lo que los mantiene trenzados en un litigio trasnacional sobre el cual ya pesan varias sentencias.
EL HERALDO tuvo acceso al “Reporte confidencial sobre la exploración submarina efectuada por la compañía Glocca Morra en el Mar Caribe, Colombia, febrero 26 de 1982”, documento que es la piedra angular de la disputa por los restos del Galeón San José, hundido hace más de 300 años en aguas de Cartagena, y que permanecía inédito hasta ahora.
Además de detallar la ruta de cómo se habría producido la supuesta localización en el lecho marino, el reporte señala las coordenadas concretas en torno a las cuales estaría el barco español, que según los registros llevaba una carga de más de 200 toneladas de oro, plata y joyas extraídas de colonias americanas. El tesoro estaría valorado hoy alrededor de los US$10.000 millones, es decir unos 30 billones de pesos colombianos.
Este es identificado en el denuncio formal del hallazgo como el Objetivo A. Es descrito como una “anomalía” de entre 4 y 6 metros de altitud sobre el fondo, cubierta por una capa ligera de sedimento, que “tiene varios rasgos que indican que no es natural del suelo marino”, y que produjo que se alojaran “unas cuantas piezas de madera” en el submarino que descendió a hacer la exploración. “Porciones del objetivo tienen formas que son difíciles de descubrir o explicar en términos de fenómenos naturales. (..) Pareciera que es un artefacto asociado a otros objetivos en la zona de operación”, señala el Reporte, en relación al hallazgo en varias áreas, ampliamente extendidas, de “montones de madera” y “escombros que consistían en despojos u objetos”.
El llamado Objetivo A sería el navío español según lo que defiende la empresa estadounidense Sea Search Armada, a quien Glocca Morra le cedió los derechos del hallazgo. Y este se encuentra ubicado, según el primer documento que registra el descubrimiento del San José, en la “vecindad inmediata” de las coordenadas 10°10’17” N – 76°00’20” W.
Representantes de la firma estadounidense han recalcado que las coordenadas señaladas constituyen una aproximación, como lo permitían las leyes y limitaciones técnicas de la época. A partir de esta ubicación, mantiene un litigio en el que reclama sus derechos como descubridor del naufragio, para quedarse con el 50% del tesoro. Además, la Corte Suprema falló a su favor por lo que mantiene bajo embargo lo que se extraiga de las áreas marítimas señaladas en el Reporte.
Concretamente, el documento dice:
“Hay varios objetivos grandes y pequeños de composición desconocida en un área de apenas una milla por media milla. Los objetivos principales, en grueso e interés, se encuentran ligeramente al oeste del meridiano 76 y están apenas centrados alrededor del Objetivo A y sus partes asistentes, que están localizados en la vecindad inmediata de 10°10’17” N – 76°00’20” W.
No obstante, el presidente Santos ha descartado la validez de esta primera localización. Luego de que el 5 de noviembre le anunciara al país y al mundo que el Gobierno había ubicado el Galeón con la ayuda de vehículos no tripulados iguales a los empleados en la exploración del Titanic, salió a responder a los cuestionamientos públicos de la Sea Search Armada. Afirmó que esta adquirió derechos sobre “un punto que no corresponde en modo alguno con aquel en que el Estado colombiano encontró las evidencias arqueológicas del Galeón San José”. Según lo que dijo, el barco estaría en realidad a 600 metros de profundidad en inmediaciones de las Islas del Rosario. No precisó más detalles de la ubicación ni las firmas involucradas, apelando a que se trata de un secreto de Estado.
Equipo del hallazgo. Las labores de exploración para dar con el que, según Glocca Morra y Sea Search es el Galeón, tomaron más de dos años. Se dividieron en tres fases, que fueron ampliando las áreas a revisar a medida que se realizaban hallazgos menores. Al principio giró en torno al uso de un TREC, un vehículo sin tripulación a control remoto. Luego la operación recayó en dos naves principales, según el Reporte: el buque de superficie State Wave y el submarino August Piccard, de 175 toneladas, tripulado con personal científico entre los que estaba el oceanógrafo Michael Costin. El submarino fue equipado con un sonar lateral, un perfilador de subsuelo, magnetómetro, televisión submarina, sonar CTFM, Eco-sondeador de reconocimiento de precisión. Además, tres ventanillas para observación visual fueron localizadas en la proa.
El laboratorio Beta Analytic Inc, de Coral Gables, Florida, realizó las pruebas de carbono a las piezas de madera halladas en el fondo marino. Concluyó que superaban los 300 años de antigüedad.
Propuesta de discordia. El Reporte Confidencial culmina con un documento reservado en el que consta una propuesta para la Armada Nacional, y en la cual se puede dilucidar otro de los orígenes del litigio.
La carta, dirigida al vicealmirante Héctor Calderón, tiene como objeto solicitarle a la Armada protección y asesoría para el eventual salvamento del naufragio. En su sustentación, aclara que según la normativa marítima vigente para la época, la Ley 10 de 1978, el Estado no ejercía entonces ninguna jurisdicción ni soberanía sobre los tesoros o especies náufragas que se encontrarán en su zona económica exclusiva. La Ley solo hablaba de recursos naturales.
“La ley ha regulado una serie de materias pero en ninguna forma le han atribuido al Estado la propiedad de bienes que no sean recursos naturales en dicha zona”, decía el documento de Glocca Morra.
Luego, la compañía le planteaba a la Armada vincularse con un contrato de suministro, en el que ofrecía como remuneración pagar con el 25% de todos los objetos rescatados que tuvieran valor arqueológico o histórico.
“De ser exitosa la operación donaremos a la Armada o a la entidad gubernamental que se indique el 20% del valor neto de los tesoros que puedan ser recuperados en las operaciones del rescate”, señalaba.
La evidencia fáctica e histórica apunta a que a Colombia el negocio no le sonó.
Discusión en una misma zona
La Dimar concedió en 1980 a Glocca Morra Inc. tres áreas para exploración enmarcadas en inmediaciones del meridiano 76, como registra el exministro Jorge Bendeck en su libro ‘El galeón perdido’, de 2003. Las coordenadas que allí se reportan rondan las que también aparecen en el “Reporte Confidencial”, aunque no necesariamente esto implica cercanía, pues cada “minuto” representa una milla náutica. En 1981 le concedió otras áreas que también se enmarcan en la latitud 10° longitud 75°. En el libro también consta que en 1984 la compañía sueca Nova Ltd. presentó a la Dimar una oferta para el rescate del San José en la que solicita para explorar un área de 514 kilómetros, definido por las siguientes coordenadas:
A-10°08’00”-76°50’00”
B-10°08’00”-76°05’00”
C-10°18’00”-76°05’00”
D-10°18’00”-75°50’00”
En 1993, la firma estadounidense Columbus Exploration fue contratada por el Gobierno de César Gaviria para verificar la presencia del Galeón en la zona señalado por Sea Search (la vecindad inmediata de 10°10’17” N – 76°00’20” W). Tras nueve días de inspecciones submarinas, esta dijo que no encontró rastro de ningún barco español. SSA lo desmintió y siguió con el proceso que resultó con un fallo de la Corte a su favor en 2007. Sin embargo, la empresa que hizo el denuncio inicial no ha contado con autorización desde entonces para ir a buscar los restos del San José.
¿Márgenes de error?
La discusión del Galeón se centra en si está o no en la “vecindad” de las coordenadas señaladas. Según SSA, no es correcto que el Gobierno afirme que no está en “el punto”, pues solo indicó el lugar de referencia cerca del cual estaría. Argumenta que para la época era común denunciar el lugar en que “se presume” está un naufragio, con aceptación de márgenes de error. Se debe, según la firma, a que no existían métodos de medición que permitieran mayor exactitud. Y tal limitación persistía cuando se expidió el decreto ley 2349 de 1971, vigente en 1982. La Dimar, en resolución 354 de 1982, reconoció a Glocca Morra como “denunciante de tesoros o especies náufragas en las coordenadas referidas en el ‘Reporte confidencial…’”. “Ahora con GPS todo ha cambiado”, dice el abogado Devis.
Fuente: El Heraldo / Barranquilla.