Así lo considera el abogado experto en patrimonio subacuático José María Lancho, que participó hoy junto a Manuel Lucena, de la Real Academia de la Historia de España, en una jornada sobre el pecio hundido, celebrada en la madrileña Casa de América.

España y Colombia desean encontrar una solución sobre el pecio, en torno al cual surgieron disputas por la propiedad de los restos, pues España aduce que al tratarse de “un barco de Estado”, con su bandera, le amparan las normas de la Unesco para reclamar su titularidad.

El anterior Ejecutivo colombiano abrió un proceso de contratación de alianza público-privada para encargar, con una licitación, la recuperación de los resto a una empresa privada, pero el actual gobierno de Iván Duque ha suspendido “provisionalmente” y hasta tres meses dicho proceso.

Lancho dijo a Efe que “no sería difícil” para el nuevo Gobierno colombiano “librarse de un procedimiento que solo conduce a un doble expolio, sino que compromete la raíz de las buenas relaciones entre las sociedades española y colombiana“.

Así, consideró que “en un examen en rigor de la licitación, es evidente que contradice al propio derecho colombiano“.

El abogado citó algunos aspectos como que se prevea pagar a la licitadora con bienes procedentes del yacimiento arqueológico valorados al peso, sin considerar ni su valor patrimonial, ni del mercado cultural, ni numismático.

La intención del anterior ejecutivo era adjudicar el contrato a la empresa Maritime Archaeology Consultants Switzerland AG, con la que Lancho se mostró muy crítico.

Detrás de esta empresa -dijo- hay un fondo británico de inversiones con “una larga tradición de mezclar política y dinero” y que ya tuvo “una experiencia polémica en relación al uso de los pecios para obtener ventajas fiscales para sus clientes”.

El abogado consideró que habría que aprovechar esta oportunidad para encontrar una solución consensuada entre España y Colombia que afirmase que ese yacimiento arqueológico es un “patrimonio común y compartido”.

El galeón San José fue hundido en 1708 cerca de Cartagena de Indias por una flota de corsarios ingleses, cargado, según las crónicas de la época, con cerca de once millones de monedas de oro y plata.

El historiador Lucena, por su parte, dijo que no hay que ver al San José como “tesoro”, pues es “una burbuja de un tiempo congelado, es un cementerio de personas y una oportunidad única de generar un proyecto de investigación para entender cómo era el mundo global expresado por el Imperio español”.

Por ello consideró que “no podemos permitir que el patrimonio subacuático sea asaltado”.

Los pecios, dijo, deben ser vistos “como estupendas oportunidades de hacer buenas prácticas en materia cultural (…)frente a la idea de que son una especie de agujero de oro que se puede asaltar sin más”.

Via EFE