Con altísima tecnología, Colombia hizo una imagen del barco que está a 600 metros de profundidad

Por: Olga Lucía Martínez Ante | 25 de abril 2018 , 12:41 a.m.

Se ven pequeñas, pero ahí están. Se trata de un buen número de tazas de origen chino. A su alrededor, los cañones del galeón San José, hundido por barcos ingleses el 8 de junio de 1708 cerca de Cartagena, en el mar Caribe. Más allá, se aprecian nítidas ánforas, una de ellas del Cusco.

La imagen es el resultado de juntar 6.000 fotos tomadas a 600 metros del fondo del mar. Cada una se hizo con un submarino autónomo que recorrió cada objeto a una altura de 80 centímetros, sobre el lecho del mar. Es la primera vez que se puede observar la totalidad de la embarcación.

En el fondo marino están estos vestigios arqueológicos que Colombia quiere rescatar con una APP (Asociación Público Privada). Las fotos dan una idea de cómo quedó el barco. Hundido, sin su proa, al parecer destruida por los cañonazos del ataque.

Al día de hoy está abierta la licitación para que un originador adicional a Maritime Archaeology Consultants Switzerland AG entre a competir. La licitación se cerrará el 25 de mayo próximo.

El ganador deberá hacer la exploración, intervención, preservación y divulgación y aprovechamiento de lo que Colombia considere que es patrimonio nacional, que puede ser todo lo que se extraiga.

“Rescatarlo no es tarea fácil”, dice Ernesto Montenegro, director el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh). Aunque será como una excavación en tierra firme, el hecho de que esté a unos 600 metros de la superficie marina, en medio de la absoluta oscuridad, y a donde el ser humano no puede ir, obliga a utilizar una tecnología de punta.

Como en cualquier excavación, el área se rodeará. Y a su vez, el espacio donde está la mayoría de los objetos, se dividirá en diez subáreas, “para obtener la información arqueológica más relevante del sitio y optimizar la metodología necesaria para la investigación”, informa Montenegro.

En cada una se trabajará removiendo el sedimento con gran cuidado y recogiendo los objetos con robots. Cada una de las aproximadamente 10 millones de piezas se meterán en una bóveda con gel para evitar su deterioro. Luego irán al barco y de allí al laboratorio.

“Aquí se determinará la singularidad y la representatividad de los objetos que se recuperen. También hay factores como la repetición (de monedas y objetos), el estado de conservación y su importancia científica y cultural”, dice Mariana Garcés, ministra de Cultura.

Garcés explica que este es el proyecto más ambicioso que emprenda el país en el ámbito de la ciencia.

En cuanto a la ganancia para el originador, esta se basa en lo que puede obtener de lo que no es patrimonio, “que será hasta el 50 por ciento del valor de los bienes que no constituyen valor cultural”, se lee en un documento del Ministerio.

De acuerdo a lo que el Consejo Nacional de Patrimonio defina qué es de interés cultural, se irán acomodando los porcentajes del originador que, incluso, como dice Juan Manuel Vargas, del departamento jurídico del Ministerio, “podría no ser nada y solo conseguir el aprovechamiento del museo por un tiempo de tres años”. El valor del monto del proyecto es de 197.727’182.757 de pesos

La ministra de Cultura cuenta que esta aventura comenzó cuando un antropólogo le hizo entrega al presidente Juan Manuel Santos, en un viaje a Estados Unidos, de un mapa con las posibles coordenadas. Santos, que en su juventud hizo parte de la Armada, envió al arqueólogo al Ministerio de Cultura y tras una reunión le dijeron que debía conseguir una empresa dedicada a este fin para determinar si era o no el San José.

En el 2015, desde el buque ARC Malpelo se realizaron los registros marinos en áreas definidas con un vehículo autónomo subacuático y en distintas frecuencias, para a través de varios estudios determinar la existencia de objetos, especialmente de artillería.

Esos estudios se realizaron en un área de 20.000 metros cuadrados. Se determinaron cuatro sitios de concentración de materiales arqueológicos. Después del 25 de mayo, cuando se conozcan los licitantes adicionales al originador se determinará quién acompaña a Colombia en el proyecto.

Se han escuchado voces que han entrado en una discusión de si la forma como se haría el rescate es la más apropiada. La Convención del Mar de la Unesco dice que un barco hundido es del país del que sea su bandera y que recomienda la conservación en el lugar donde está. Pero Colombia no está obligada porque no es firmante de este tratado.

Jurídicamente, la decisión más reciente es de la Corte Constitucional, de febrero pasado, en la que ratifica que “las piezas provenientes del presunto hallazgo del galeón San José que sean declaradas patrimonio cultural sumergido pertenecen a la Nación”.

Y ahora, por fin, se aprecia en su conjunto.

OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
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